28 ago 2014

Construcción de un libro.


 Aqui se pasea la gata verde, la gata amarilla y la gata rosada. 
Me quede con una de ellas. 
Le dimos vida desde pequeños, 
la pusimos en nuestro pensamiento,
la perseguiamos 
la soñabamos gigante.
La nombramos Angora.

 Que raro que no estabas por aquí,
que raro que no haya hablado ya de ti. 
pues aquí me ven construyendote de madrugada.

Angora Book. 2014








24 ago 2014

Notas Pendientes

Cuando tenía 15 años, la directora del colegio quiso que YO, un muchacho con posibilidades, viajara a Italia a  estudiar italiano con una beca, fui emocionado a contarle a mi padre y este me dijo: ¿Para qué vas a ir a estudiar eso, allá tan lejos?” Nunca logré ir a Italia a estudiar italiano.
 
Cuando estaba recién casado, trabajaba duramente aguantando sol construyendo en la refinería, mi jefe que era extranjero, me ofreció trabajo en Puerto Rico, ganaría en dólares, pero estaba casado, no podía dejar a mi mujer sola, así que le dije que  no iría, pocas veces en la vida he salido del país.

Cuando terminé mi carrera de la universidad en cuatro años y medio, me hablaron de las posibilidades de postgrado en Europa. Busqué toda la información, solo necesitaba dinero, recurrí a mi padre que siempre me dijo que me ayudaría. Al comentarle mis planes, este me dijo, te pago el postgrado, pero busca uno que sea aquí mismo.

Cuando cumplí 16, mi padre me dijo que debía estudiar ingeniería petrolera, porque eso es lo que daba dinero en este país, estudie la carrera con mucha dificultad porque me costaba entenderla, me gradué, años después no encontraba trabajo, despidieron mucha gente de la industria, hoy no soporto ni el olor de los gases petroleros.

Finalmente.

Cuando tenía 15 años vi un documental de un artista famoso, me abrió la mente, quise dibujar las mismas curvas que el hacía en sus bosquejos, no conocía muchas cosas, pero sabía que quería estudiar arte. Le dije a mi madre que sabía que no teníamos posibilidades económicas para que me enviara a otra ciudad a estudiar, pero ella me dijo, inscríbete, ahí vemos cómo hacemos. Aunque mi padre se oponía. 

20 ago 2014

Como vengan

Mientras observo, hay unos que parecen estar dormidos.
Los que son explosivos y pasionales
necesito métodos de estudio para ellos,
se dicen no importa, asumo lo que venga,
aunque se arrepienten cuando se sienten presos.
Están los que como yo, a veces quieren poner mute.
Y estar solos. Que necesitan respiros.
Los que mecánicamente actúan, 
los que pertenecen a las masas, los soldados.
Los que se hacen invisibles, 
los que quedan agotados de pensar y no hacer.
Los que limpian el desorden.
Admito que los observo estremecida.  
Y trato de no caer en comparaciones,
cuando me comparo me ahogo. 
Están los que se sienten culpables, y se hacen muy pesados.
Los que suben las cejas al ver de frente la falta de sentido común.
Los que pasan la página muy rápido y aceleran.

Vale la pena saber dónde estamos. Y si se puede, encontrarnos.

10 ago 2014

Menú eterno de casa.


Cuando ella era una niña y su abuelo papa Marco ya había asentado su estómago, había aparecido el comisariato y su padre Juvenal trabajaba en la Shell. Ella se levantaban temprano, antes de ir al colegio comían pan con mantequilla y una taza de café. Todos los días de la vida. "Sin plata para el recreo", comenta, debía aguantar hasta llegar al almuerzo, normalmente de frijoles o pollo y arepa. En las noches una taza de leche con arepa triturada que formaba una especie de sopa. Todos los días de los santos días.

Repartir esos pedazos de pan, ropa y cama entre diez niños. En diciembre dos mudas de ropa para cada uno y un par de zapatos que debían durarle todo el año. Hacinados dormían de canto en las camas. Mamá, compartía con dos hermanas. Dormían en las camas de la abuela Belén.

Antes pasaban hambre porque el paraguanero no sabía de negocios, de ahorro o de gastar el dinero en saber vivir. Los lugareños, los que somos de aquí, que mal tacto tenemos para los negocios buenos, preferimos trabajar y esperar el quince y el último. Ponerse a cobrar deudas es tarea imposible, mis abuelos no supieron hacerlo, ni tampoco los que les antecedieron a ellos. Está en la sangre aquello de ayudar tanto a otro sin importar que tan pobres seamos. Nos acostumbramos a vivir con sed en una tierra sin agua.

Parece que no has cambiado nada. Sigues siendo la isla que está muy lejos del epicentro, no has podido cambiar en tres siglos, sigues siendo tan lejana para entender, pero no lo suficiente como para no llevar los coletazos de las decisiones de afuera.

Los que nacen en ti están predestinados a vivir con sed.