30 nov 2015

Cosas


A veces a uno le da por bajar aguacates de las matas,
y pensar que estas en la casa donde creciste, 
a veces las paredes se vuelven más anchas y te pones a pensar en aquella cama invadida que dejaste, 
en aquellos objetos que se están pudriendo de calor en el closet cerrado.

El vestido de bordados esta a oscuras, las reliquias que habías recolectado. Los libros viejos y los que no alcanzaste a leer.

Cuando estas afuera, ya que pueden importan el par de zapatos y la maleta donde nadaban tres trapos, que improvisaste antes de salir de casa. Porque los planes se arman en el camino, porque la casa guarda cosas y no sabes si las volverás a ver, terminan siendo llevadas de mano en mano. Haciendo también esos objetos su viajes propios. 

Entonces nos quedamos con las cosas indispensables, y aprovechas esos días que te regalan amigos, y aprovechas de recordar las cosas que estaban registradas en la memoria, y las vuelves hacer como las hacíamos antes.





27 nov 2015

Leí "Lolita"



Leí "Lolita"
Anoto por instinto

"Nos garantizaba amparo suficiente para rozarnos los labios salados"
Con esa idea te vas a la orilla de la playa.
Te leo en una sola dosis enferma.
Y ese poema, esos pensamientos,
incesto entre abedules,
una niña.
Descubro algo en silencio,
metida en la cabeza del monstruo
que existirá un antes y un después cuando cierre el libro.
Después de encontrarme con el hombre desesperado que detalla hasta las migas del pan,
en las marcas de vino sobre el mantel re-usado.
Existe un escalofrío en lo viejo y en lo verde.

Levanto la mirada, pienso en lo extasiado que estaría Nabokov
si viera los uniformes de estas Lolitas que van por la calle.

Cuando lees los pensamientos del monstruo algo te perturba.
Parece que me ruega durante cada una de las páginas que le entienda.
No he podido despegar mis ojos en tres noches seguidas del morbo.

Terminado el libro, hace ya varias noches,
sientes que descubres una palabra nueva.
Este instinto y naturaleza lo ves allí a la vuelta de cualquier esquina.
Pero no la leerás con la sutileza de Nabovok

19 nov 2015

Monstruos






























Otra vez es de noche. Allí es donde comienza la historia. Esta otra vez proclamando que la cuente. Cada vez que suena la reja y volteo a verla. Cada vez que me despierto exaltada, está ahí en el sueño y respiro, me calmo. No puedo dejarla salir desesperada. Algo la detiene.

Es otra vez de noche, tengo que decirles que ahí empieza todo. Dormimos en muchas camas, en una habitación infinita. Allí estamos todos, viendo a través de la reja, cuando ella regresa para asustarnos.
De esta historia muchas veces he querido olvidarme ¿Qué caso tienen? ¿Para qué removerla?

Allí están los monstruos danzantes, alrededor mirando. Son todos los monstruos que nos inventamos muchas madrugadas. Ellos reclaman. Otra vez quieren salir. Es más fuerte el instinto. No se detiene.
Parece que aquella casa, aquella que cerrará las puertas, quiere ser escuchada  y se agrieta. Se agrieta el piso, aunque lo remendaron con pedazos de cerámica.

En la casa ya no sonaran las rejas. Un día el sol de afuera le pegará muy fuerte. Un día todo lo que está afuera intentará asaltarla.

Mira como se desconchan las paredes.

Mira se han robado todo.

Las copas de cristal ya no están en la vitrina. ¿Se dieron cuenta?

Están allí otra vez dormimos en la habitación infinita. Todo duerme, menos nosotros, menos ellos. Están pensando otra vez en salir en plena noche. Están pensando volver a enfrentarse a los gatos, a la madrugada, a los monstruos. Ellos esperan afuera.

Es que sí, un día lo hicimos. Fuimos tras ellos. No entendíamos la casa, ni las maneras como están dispuestos los muebles. No sabemos mucho. No nos dejan salir a la calle. La calle da miedo.

Sabemos de algunas pandillas, de los hijos de los vecinos. Los que tiran piedras a las ventanas de las casas, son una pandilla, una banda. Pero que importa, no entraran aquí, no los dejaremos.

Ya estamos asentados. Nos sabemos mover por los callejones, esta casa es muy larga, larguísima, es infinita. La idea de escondernos, de abrir las millones de puertas, la idea nos asalta. Es intensa. La idea de mirar adentro es suficiente, hay mucho trabajo aún como para ir a mirar afuera.

Afuera están los gatos que van y vienen. El monstruo de la mata de mango. La llave del grifo del baño la abrió él. Solo sentíamos que algo rechinaba. La luz del baño se encendió de repente. Lo vemos desde nuestras camas.

Esta noche tampoco dormiremos.

¿A dónde van todos?
¿Dónde están?
¿Por qué caminan hacia allá?


Dejémoslos, vámonos.


9 nov 2015

Elefantes

Elefantes de la mente. Ana Brett. Blog





















El único elefante que he tenido de frente se llama Ana Vicenta.
Leo por primera vez a Agatha, cuerpo partido en dos y el libro 1 "Los elefantes pueden Recordar"
¿Qué es lo que busca Agatha en la historia?
Trata de que aparezcan pistas del pasado contadas desde la memoria, de aquellos que no la olvidan, más bien la reviven. Los elefantes tienen el pasado muy cerca. Lanzan esa mirada profunda de cansancio porque el pasado no lo han podido olvidar y pesa mucho. Inevitablemente yo recuerdo a mi abuela y me voy hasta allá con ella. 

Mientras está en su silla de ruedas frente a la puerta de la habitación hecha polvo y cajas.
La casa se hace borrosa, hasta que nos encuentra en ese punto.
El elefante vuelve a esa época donde los billetes de 100, 50, 20, 10 y 5 servían.
Esa época donde el billete de cien era marrón y Simón Bolívar aún no nos cansaba.
Desde esa silla, recibe una caja del pasado con billetes y que son recuerdos de las tantas mudanzas.
Me dice, ve a comprar pan para el niño que esta en la cocina.
No hay ningún niño pero aun hay una cocina.
Mira a donde nos puso la mudanza, a llevar al elefante al pasado de nuevo.
Insiste que vaya por el pan, con el billete en la mano.
No puedo hacer más, obedezco.

¿Cómo se abren dos mundos tan fácilmente?
Ahora veo elefantes en todas partes, en las miles de portadas en la feria de libros, un elefante de pintas rosadas busca un cupcake por una ciudad (no entiendo porqué) el autor afirma que luego de ilustrar ese libro se fue a comerse uno.
Yo sólo conozco un elefante en persona, mi abuela, y los que están en mi subconsciente son los de Dumbo, cuando este ha tenido una pesadilla y vuelve a todos los elefantes rosados y extraños.
En algo se parecen el mundo real y el imaginario, nos atrae, creo que se convierte la mezcla en memoria.