24 ene 2016

Otra vez la Casa







































Me quedé dormida con ardor en el estómago, la noche del 22 de Enero.
El mismo día abuela cumplió 93 años y estuvo comiendo torta de zanahoria con refresco.
Me quedé dormida con el ventilador aturdiendo mi oído
en ese trance apareció la casa.
La misma casa que me asalta muchas veces.
La reja otra vez sonando, la misma tela-metálica que apartaba las moscas,
volví a tocarla mientras veía de nuevo el pasillo infinito de mi infancia.

No sé porqué razón Mickey, Goofy y Donald entraron allí,
usando nuestros mismos escondites.
Aparecieron los tres casi de las manos huyendo de algo,
cuando me fijé bien, los tres escapaban de ellos mismos,
de su otra versión,
se ocultaban en las estanterías de las habitaciones,
hasta que vieron la puerta y salieron, ya era de noche,
porque siempre es de noche en aquel pasillo.

Escuchaba la música de persecución que iba tras los tres personajes.
siempre la misma ruta entre dos casas,
dos casas que olvido a veces pero que por alguna razón regresan.
Los perseguían los focos de luz,
hasta que hallaron el camino a la casa de abuela.
Nos estaban sustituyendo estos tres intrusos.
No nos pidieron permiso para tomar la casa,
para prestárselas para una de sus escenas de película.

Me asalta constantemente la idea de entender,
porqué todos los sueños insisten en los mismos lugares,
porqué la casa se sigue haciendo ancha y demasiado larga,
cada vez me parece verla por primera vez.

Como no puedo explicármelo, escribo.

Escribo porque la recuerdo a ella, mi abuela, con su figura y porte
Se suman los años y la espera de creer que algo esta sucediendo bajo nosotros,
algo está latiendo y es constante.

Es la idea única de querer poner las manos en su frente,
peinar su cabello y que su figura intimidante no me encuentre como una pequeña oveja.
Ser suficiente para volver a tocar su puerta.
y encontrar aquello que nos está buscando en el sueño.