24 nov 2017

Sobre la soledad 2017


























El sábado pasado proyectaron La Soledad en el centro cultural La Moneda.
Quería ver esta película desde que me tropecé de casualidad con el tráiler.

Las escenas rudas de la realidad por instinto quise rechazarlas, toda la marginalidad del lenguaje atrofiado que se instaló en nuestro país no lo soporto. Pero me quede observando porque estaba buscando esa casa desecha, porque me detengo muchas veces frente a lo que está roto con admiración, porque pienso en lo imposible que parece seguir sosteniéndose a los golpes, sobreviviendo a ellos, al tiempo y a la desidia. Eso me causa miedo, fue lo primero por lo que se encendieron mis alarmas para decidir irme del país.

Es muy difícil para mí ver la calle rota y los pájaros negros.

Así que me aferre a las escenas maravillosas sobre lo que está más allá, la película lo exhibe bellamente y me pregunte por qué no fueron más largas, porque no quedarse un rato hablándole a los fantasmas.

Esta película remueve. La parte marginal remueve, pero no me permitió llorar, a pesar de que intentan convencernos de que la realidad no la escogimos nosotros, a veces pienso que uno puede tratar de ordenar al menos los cuartos propios.

Siempre pongo la casa como ejemplo. La mejor metáfora de lo que le sucede al país es ver una casa grande, virtuosa, abierta que parece sin límites, metida en una atmósfera desagradable que la asalta y le carcome las paredes. Uno tiene la casa como tiene la mente, por eso el esfuerzo de que la casa nos eduque si está bien hecha.

Mientras tanto seguimos sin entender, porque quizás la herida está muy abierta, por qué nos tocó este esperpento de país al que parece debemos cerrar y donde aún habitan los seres queridos llevando bandazos.


Gracias por esta película.


Director> Jorge Thielsen Armand.








17 nov 2017

Volver a pintar




Esta vez pinté agua, no como proyecto, más bien con ganas de reencontrar ese lugar donde uno puede pintar mucho sin detenerse.

La serie Agüita, funcionó para mí. Pero fue mucho mejor cuando otros escribieron sus propias traducciones sobre estos dibujos, estoy muy agradecida por las palabras que completan los viajes que uno hace al interior.

Escuché en el podcast de la Polola, a la ilustradora Catalina Cartagena preguntar, ¿si tuvieses que viajar al interior sobre qué animal irías?

Yo escogí la ballena. Dicen que se asocia a lo telepático, acaso para que le lleve mensajes a mis seres queridos, a mi propia hermana, con la que siento no es necesario hablar, ya sabemos.

Aunque al principio no sabes porqué pintas azul y océanos, cuando tengo la oportunidad de que alguien escriba su versión de significados, parece que todo cobra su propia lógica, nadie sabe para quien trabaja, y nadie sabe que destino tienen los cuadros que uno pinta.

Muchas gracias por comprar estas piezas queridos amigos!!!

cariños
Ana

4 nov 2017

Hablar con el monstruo


Ya que estás aquí reproduciéndote.

tengo que decirte algo.


Ya podemos estar en la misma habitación.
Así que cálmate y bájale dos.


26 oct 2017

Me permito

Que inútil se puede ser. A veces no quiero ver los mensajes, ni hacer las llamadas.
A veces tengo un nudo en la garganta antes de dormir. Y lloro. Lloro por todo ese año sin tocarnos ni una sola vez. Lloro porque los dejé dentro de una ciudad muerta.
Lloro porque aquí o allá no sé dónde estoy. Comienzo a esforzarme en que no se me olviden las claves de las tarjetas, los números de teléfono, los nombres de las calles. Sufro cuando la distancia que no asumo como tanta me contradice. Me veo otra cana en los 33 años.

No sé si puedo hablar más este día.
C hizo la cena y comí, comí y luego tuve acidez.
L debe estar durmiendo en un hospital terrorífico. Sintiendo que será fuerte, que vendrá lo difícil y ella se agarra con fuerza.

Yo escribo esto para tratar de estar
con ella
con todos mis pájaros
con toda la ausencia que he provocado

pero también soy falsa y me centro en la idea de que la tristeza la hago adrede para saberme viva, porque este dolor en el estómago es lo que me parece real.
Otra vigilia. Otro momento en el que abandono.
Lo real es que ya hicimos nuestras vidas.

amiga no me hagas preguntas para minimizar la tristeza, no puedo pensar en los cálculos.

L, se me hunde el pecho.






6 de oct
fueron 21 días.
y varios mensajes me deje en las notas del teléfono. Notas que había olvidado.

Ángel de la guarda




Te dibujé una ventana con un mar adentro.
Ya estás bien. Ya estas despierta. existes.
Algunos viajes son tan cortos.
Pero míralas allí viajando juntas, como lo habíamos imaginado.
Cuidándose siempre la una a la otra. Allí estamos también.

Sé que aun podemos arroparnos en recuerdos parecidos Laura.
Tanto mar Laura, tanto mar y le tenemos miedo a meternos allí.
Tú me salvas y yo te salvo.
A las personas buenas le pasan las cosas, dijeron.

Este viaje fue corto
pero pensarnos acerca.
Yo te arropo para que no tengas frío pequeño ángel de nuestras vidas.

Como siempre te envío canciones.
que escucharé
hasta que nos quedemos dormidas.



Para: Nuestra A

Escucha: La canción para A



24 oct 2017

Valparaíso con dibujos



El lunes pasado nos fuimos a Valparaíso Gaby y yo, allá nos encontramos con Manu. Buscamos un café con vista al mar, un pequeño hostal en el cerro Concepción, además comimos pescado frito, y mucho de caminar, observar, subir, bajar escaleras.

Además, encontrar callejones nuevos, hablar de la vida, tomar fotos, y el privilegio de sentarme a dibujar en algunas partes. Volveré pronto.

Fue un lunes despejado de gente, ver las calles solitarias de esta ciudad puerto fue un lujo. Quiero saber más cosas y dejarles datos. Por ahora, leí en el libro de Juan José Richards, las olas son las mismas, que bajo el puerto hay embarcaciones hundidas, que con los siglos el borde costero se fue ampliando hasta que la ciudad se tragó la playa. Nadie imagina que sobre el pavimento que pisan existen naufragios.

Cuando ves a Valparaíso, también ves las capas de lo que estuvo, fachadas sobre fachadas, vale la pena preguntarse por toda esa parte humana que transforma a las ciudades.

Mientras tanto me preparo para empezar a dibujar quizás eso. Quizás todas las partes donde uno se detiene. Ya empecé el primer nuevo cuadro. Prometo seguir.




Gracias por pasar por aquí...


24 jul 2017

Fanzine. Ser optimista y otras catástrofes.

Texto para Fanzine: Ser optimista y otras catástrofes.
Editorial: La mujer rota 2017


La casa larga
ana brett


En los juegos solitarios construimos un mundo, no era difícil, la casa se prestaba para eso, era extraña y nos ayudaba. La sala tenía el estilo de no se sabe qué, paisajes de cascadas, lámparas egipcias, muebles blancos y paredes verde botella. A mi madre todo se le quedaba roto en las manos, los floreros, los utensilios de la cocina, quizás por eso decidió empapelar las paredes para llenar la casa con algo.

La vieja que vivía detrás vino a tocar la puerta. Nos dejó un paquete encima de la mesa. “Para las niñitas”, le dijo a mi madre.
Era una caja de cartón sostenida con una cuerdita de fique. Una caja ordinaria, sucia. Viva por dentro. Algo tenía adentro. No eran gatos, se notaba. Unas greñas salían por entre las alas de la caja. Greñas rubias.

Mamá dejó la caja sobre la mesa. La olvidó allí. Estuvo toda la tarde con el sol pegándole. No nos atrevimos a moverla. Qué podría salir de allí que pudiera gustarnos.

La hemos vigilado. Pero nos quedamos dormidas esperando que algo saliera de allí. Nuestra vida tuvo que volver a la rutina, y nos fuimos por la merienda de la tarde. El sol insistía en entrar a la casa, pero alcanzaba solo a alumbrar la mitad de ella, igual atravesamos ese fondo negro para alcanzar a ver a la anciana tendiendo sábanas en las cuerdas.

Nos quedamos observando hasta que se nos acalambraron las piernas, hasta que se metió el sol y se alargó la brisa. La brisa fría después de las seis. Con la cámara de rollo le hicimos una foto a las sábanas colgadas de la vieja, luego a la pared desteñida. Nadie tenía tiempo para pintarla. Nuestra madre llegaba a casa muy tarde. Escuchábamos sus tacones por el garaje después de estacionar su carro. No terminaba de sacárselos cuando ya caía muerta sobre la cama. “Prepárense un pan”, nos decía. Le dejábamos uno sobre la mesa de noche y amanecía ahí rodeado de mosquitos.

Pasábamos horas contemplando la casa, las horas iban y venían. A ratos en la sala se producían eventos. Los vestidos de mamá desfilaban por encima de las mesas. Cuando la veíamos levantarse recogíamos todo para que no nos regañara. La vimos tomarse un café en la mesa del comedor y tocar la caja con la yema de los dedos. Luego subió las escaleras con su taza en la mano.

Prendimos la luz de nuestra habitación, que ya se había puesto fría. No abrimos las ventanas. Nos quedamos observando las hojas negras en el piso. Afuera el árbol de mango. Afuera la brisa las batía. Era la luna la que pintaba tanta hoja en el piso. Éramos nosotras las que dejábamos que se reprodujeran por las paredes porque no nos gustaba cerrar las cortinas.

Nos dormimos, pero no sabíamos con certeza, cuando tiempo llevábamos con la misma ropa puesta. Las noches se nos volvieron muy largas. El azul de afuera parecía infinito.

Sabíamos que la caja había estado abajo desde hace bastante tiempo. Y no nos dejaba dormir. Saber que algo podía salir de ella para buscarnos, algo subiría las escaleras. Afuera las sábanas aún rebotaban con el viento frío, una luz encendida, un pequeño bombillito que no te permitía cerrar los ojos.

Desarrollamos un lenguaje propio. Nos mirábamos y hablábamos bajito, así nos entendíamos. No era mi madre sino ella la que sacaba una pijama para ponérmela sobre la cama con un par de medias. Encendió el televisor y nos metimos en la cama a ver algo en la pantalla. Una vieja con un pato, hablando en inglés, presentó una historia, a la cual entramos con gusto; un desfile de colores y gente bailando en un patio de piso amarillo. En la siguiente escena los vimos aparecer, los vestidos de mamá desfilaban en un fondo azul profundo, uno detrás del otro. Una mujer empezó a vestirse con ellos mientras cantaba.

Recordamos que esa tarde, habíamos colgado los vestidos en el árbol de mango y allí los olvidamos. A esas horas tendrían frío. Nos asomamos por la ventana. Vimos las mangas desesperadas pedir ayuda.

Bajamos las escaleras. Pero el pasillo se alargaba, la distancia entre la puerta que daba al jardín y nosotros se hacía eterna. Mi corazón saltaba. Si abríamos la puerta qué podía entrar a la casa. No se podía pensar que en el patio vivieran monstruos, en el patio solo vivían los árboles de fruta y los chécheres. 

¿Qué le pasará a la casa si nos vamos?

***

Qué podría haber descifrado yo de esa infancia. Ahora nos hemos encontrado llamándonos por teléfono, preguntándonos, ¿también tú soñaste con la casa hoy? Aunque hayamos tenido otras casas, aunque ya no estamos cerca la una de la otra, la casa sigue siendo la casa. Hace 10 años la vimos por última vez y se veía pequeñita, mínima, quebrada, metida en un barrio irreconocible.

Nunca le he preguntado si su infancia fue la misma que la mía. Las cosas han caminado con percepciones distintas, como si nunca hubiésemos compartido la misma habitación, ni el mismo recuerdo.

¾      Hola te llamo porque tuve un sueño anoche. Estábamos tú y yo viendo una película en la casa¾. Le dije a Clara.
¾      Y bajamos las escaleras a buscar los vestidos de mamá¾. Completó ella.
¾      ¿Entonces viste como el pasillo nos tragaba?
¾      Lo que yo vi es que bajaste las escaleras, te fuiste a abrir la bendita caja sobre la mesa, y sacaste de allí todas las muñecas que me rompiste cuando éramos niñas. Y que abuela remendó bruscamente, ¿te acuerdas que nos daba miedo como quedaron?

¾      ¿Me perdonas por eso? Pero esa parte no la recuerdo.










Bonus*

Fotos del día de la presentación. En un bar de karaoke. 
Con todas las autoras.

















13 jun 2017

Té happy.

A


























¿Has notado que uno tiene una edad para empezar a llorar? 
Estaba escribiendo una nota para mi clase. Me di cuenta de eso. Yo no había llorado tanto hasta que cumplí los 30.

Mi padre comenzó a llorar a los 60. Cuando le dejé una carta sobre la mesa un 31 de diciembre. Una carta larga de 10 páginas. Me ha llamado algunas veces con guarapos aguados. ¿Y uno que hace ante eso?

He llorado por cosas que no marchan, por la pausa, por el no, por el vete, por la distancia. Por el mes malo, por el mes bueno. He llorado porque la película es bien triste, por la noticia del muerto, por la falta de cariño, por la soledad de la ciudad grande. Escribiendo te das cuenta, que las veces que lloras más es por ese otro atrapado, ¿quién es ese otro que aprendió a llorar a costillas tuyas?

He llorado en el avión camino a la casa que no es casa. Le lloré a la cosa. Que importa ya cual es la cosa.

Ese yo de adentro, ese yo susceptible, que todo le pesa, que todo le conmueve. Sinceramente porque piensa en ser mucho y no es nada, honestamente porque le da terror exhibirse. Ese que llora puede ser una especie de lugar desconocido, un monstruito.

A veces somos varias versiones. A veces somos la versión que llora. Leí asombrada a Sofía Imber. ¿Alguna vez lloraste Sofía? Ella ya sabía cómo caminar sin mirar atrás, sin fantasmas.

No sospechan que 1998 tuvo que ver en nuestra versión llorosa, el 2007, el 2015, en el año que  decidiste dejar un país.

Una noche sueñas que matas algo, que veías desde la terraza que algo quería entrar por debajo de la puerta y corriste a matarlo. Quizás porque esa noche viste Alien antes de dormir. Pero de algo me aseguré, que aquello que se repite en la cabeza sucede. Entonces por qué no repetir cosas meramente agradables, escuchar ese cassette, todos los días ponte como mantra la canción linda y la palabra, toma dos veces café, toma la dosis y el té happy. (Si alguien sabe dónde encontrarlo, que pase el dato).




30 may 2017

Anotación de un sueño

Desperté a las 5:07 am con la alarma. Abracé a Charlie y me volví a quedar dormida. El sueño consecuente apareció.

Hora de ir a trabajar, el río de gente en Santiago se levantaba. Yo también iba a algún trabajo soñolienta, frío de mañana. En la acera, en medio de la espera, unos flaites (malandros) se miraron entre ellos, sacan una botella y un trapo, le prendieron fuego. Yo estaba muy cerca. Lo tiraron en un árbol, y el árbol seco rápidamente agarró candela. Yo estaba parada debajo del árbol. Le dije al flaite que me ayudara, me dijo no y lanzó una risita.

Una rama se desprendió. Busqué por donde salir. El flaite no quería que saliera. Lo logré. Logré salir, pero él venía detrás de mí. Corrí, corrí, pasé calles oscuras, aun no salía el sol y entré a un patio de una casa chilena abierta, y me encontré en un callejón sin salida. El flaite estaba sobre el muro viendome desde arriba. Volví a salir corriendo.

Entré en un nuevo callejón. Era el callejón de mi casa vieja, el callejón oscuro de Las Margaritas. Subí la reja lo más rápido que pude. Era tema conocido. 

El callejón estaba en Chile. Nos habíamos construido una casita dentro del él y Charlie se vestía para irse a trabajar. Le digo que debe correr que me persiguen. Subimos otra reja que nos dejó en un patio. Veo que los flaites no saben cómo cruzar. Todo está oscuro, no se veía un camino seguro para pisar entre tantos objetos y checheres.

El patio oscuro me era familiar por lo que no tuve miedo. Los flaites no pudieron pasar porque quizás si creen que en la oscuridad se encuentran los espantos.




Marzo 2017
¿Ese mes cuenta?

Ilustración: Propia

26 abr 2017

Objeto




Video casero
pintar en casa
hacer monos
echarles spray
poner música

Una cadena


Para D


Hoy comencé leyendo y escribiendo una lista de: 25 cosas que recuerdo, para mi clase de mañana. Salía el sol y releyendo, reconocí mi distracción, qué es lo lleva a uno a recordar cosas y querer olvidar otras, entonces pensé en hacer también una lista de lo que me da arrechera para botarla a la basura. 

Luego leí las noticias, en Venezuela cerraron todas las estaciones del metro de Caracas y como la gente no pudo llegar a sus trabajos se quedó protestando. Y luego otra más. Trump anunció que construirá el muro con la plata del Chapo. unos 21 mil 600 millones de dólares. Entonces busqué el mapa de la frontera entre México y EEUU. Vi la extensión que tendría el muro, y luego recordé una foto de los noventas donde se hablaba de un muro en la frontera que construyó Bill Clinton. No es nada nuevo. Esto me llevó a un video de youtube, donde César Millán cuenta cómo cruzó el mismo la frontera, sobrevivió dos meses lavando platos y con 1$ al día comía dos perros calientes. 

A Cesar Millan que se hizo famoso por ser el encantador de perros también no hace mucho la noticia de que uno de ellos lo había mordido se hizo viral, a mí se me quedó grabada por el meme que decía: "A César Millán lo mordió un perro el mundo se va a acabar."

Bien, en este punto me vi sentada en mi pequeño escritorio, sintiéndome como un punto muy pequeño en país nuevo, diariamente construyendo un algo. Entonces si, uno se siente avergonzado de que el mundo sea a veces tan traidor. Recapitulando las decisiones y pensando, será que todo me pasa a mí o habrá para todos. 

Lo cierto es que uno a veces se le olvida todos los peldaños que caminó la semana pasada o el año entero, el día a día, para construirse a sí mismo de alguna manera. 

Bien, luego me puse a dar las gracias hasta por el vaso de agua que me estaba bebiendo y fin de la cadena. 

10 abr 2017

La escribana del viento


Acabo de cerrar el libro La Escribana del Viento. Gracias por hablarme de cerca y contarme tu historia. Me vi de nuevo en esos días cuando papá me mostraba el mundo, quizás no había reparado en eso, por èl tengo imagenes atornilladas en mi cabeza. Me decía: 

_ Ana, pon atención a la calle derecha que lleva al cerro Santa Ana, por atención al indio caquetio durmiendo sobre la península. 

Me vi allí jugando en esos montes, que eran fascinantes. No, la peninsula no es plana como parece ser. Y disfruté de las comidas pobres que se repartían las protagonistas, mientras el viento no las dejaba en paz.

Cierro el libro y no quiero que me invada la tristeza. Quiero que alguien más me rescate de esta soledad auto impuesta. 

Querida Ana Teresa Torres: 

Nunca un libro me ha salvado, a veces ni siquiera los entiendo del todo, pero me gusta como suenan. Mi tio E me dice, la lectura no me salvará de la soledad pero te la amuebla. 

Tomé tu libro en Maiquetía como por ley de atracción, el viento, que tiene su propio sonido. sigue siendo el mismo, me advierte que no hemos cambiado mucho, que llevamos quizás 4 siglos sin agua, y lo peor, que aunque el mal pase la casa igual quedará rota, pero aprenderemos de nuevo a vivir en otra casa, bajo otro lugar que nos permite ser alguien.

El mal separa familias que no saben si volverán a verse. Las tierras siguen teniendo dueños y seguimos pagando al Cesar. 

Te agradezco las notas sobre la pertenencia en el libro. Aunque para entender estas pistas que dejaron los escritores, tengamos que pasar por el auto exilio. 

Finalmente, entendí que no estamos solos, a otros también se les ha ido la vida pidiendo justicia.

Con admiración se despide
Ana Brett

Pd: El dibujo es para usted.

5 abr 2017

Norte






















La lista va así

El norte, era una historia sobre la oscuridad de la casa larga.
Una vez rodando en el carro con papá, entender cómo sería un cuento de hadas, sin hadas.
Saber que esa calle mal hecha no me gustaba.

El norte era dibujar un payaso a los 8 años con rebeldía.
Escribir de nuevo Puta en la pared del callejón y decir "Fui yo"
El norte es escribir porque no tengo más remedio.

Es saber que le hacen falta nuevos libros que le hablen a mi monstruo dormido.
Es saber que no estoy de vacaciones y que un día perdido te revienta.

El camino es un dibujo, un experimento, una búsqueda.
Entender, entender.
Escuchar a Shulz, escuchar a mi pandilla, a una niña penosa de 8 años llamada Monona.

Yo tengo trazado un posible encuentro con ella algún día de estos.
Yo tengo que manifestar antes de que la casa se caiga.



1 abr 2017

CASA




El mundo no va a cambiar y tienes que rescatarte a ti mismo.
El talento parece ser lo único que los hombres ordinarios no pueden aplastar.

Recientemente Sofía Imber dejó este mundo, otra figura que murió en una Venezuela que no aplaude el talento, gobernada por marginales. Ella dijo algo que me hizo mucho sentido: "No tengo nostalgia por casi nada"

Viajar a Venezuela fue un duro golpe, me creí fuerte, para ver todo aquello, para ver la realidad de cerca. Y que eso no me nublara, que no me cegara ante lo que yo era. Pero la imagen de una calle que antes tenía un grado de decencia, y reemplazarla por un zamuro comiendo carne podrida, eso se me quedó bien adentro.

No tengo nostalgia por casi nada, dijo Sofía. Lo que tenía que aprender lo aprendí en sus etapas.

Tuve que lavar la nostalgia. Reconocer que me había tirado en una depresión que no servía para nada, todo se convirtió en miedo. No me dejó ser ni vivir el presente. Tuve que reconciliarme con el hecho de haber decidido estar lejos. Porque ya no puedo cambiarlo, porque lo que me enseñaron mis padres se queda conmigo, porque no vale la pena malgastarse en cosas que no existen. Mi realidad es esta y ser productivo es lo único que nos queda

Entonces en ese momento pude volver. Me costó dos meses verlo.
No renunciemos a ser lo que somos, no tengamos miedo, no lleguemos a otro país para que nos tengan lástima. Eso no ayuda en nada, todo lo contrario.

Repito lo que dice el poeta:
Cuando se está limpio de conciencia no se es inmigrante en ninguna parte del mundo.

Me lavo la nostalgia y le ruego, por la alegría de toda la familia que tengo, que ya no nos comparemos con nadie, con lo que somos basta. Y vendrá ese tiempo donde volvamos a ser dignos.

A ellos les dedico las imágenes que recogí de este viaje.



23 mar 2017

Callejón

soñé que en el callejón nos habíamos construido una casa
que un flaite nos perseguía y justo allí le dio miedo entrar.

Yo me conozco la oscuridad del callejón
crecí en las paredes carcomidas, era nuestro ese territorio de objetos apilados.
Nunca creí que allí pudieran existir monstruos, la única guerra era con los gatos, que también se familiarizaron con los callejones y los cuartos de checheres.

Soñar tanto con la casa de la infancia parece no tener sentido.
Siempre me veo recorriendo el mismo pasillo eterno.
Como llevando la vela de mis tías abuelas.
Cómo haciendo la procesión de algo que debe ir más allá de mi comprensión.

Quizás hoy me encuentre dibujando un mapa para llegar a eso que parece un sueño pero no es.

22 mar 2017

Pasear dentro de la casa
























Pasear dentro de la casa de uno de tus favoritos
Barragán

Amor



Los días 22 de marzo, al regresar de la escuela, le pedía a María que me dejara ayudar a servir los platos en la mesa. Y les hacía un lugar aparte en la casa, con mantel y velas, decoraba el plato con la comida que tocara ese día.

Siempre quería que tuviesen su momento aparte.
No comerán con nosotros? No, hoy vamos a comer en la cocina.

Algunas veces le dejaba flores, y cartas, donde escribía sobre la vida que les pronosticaba un adivino. Donde evidenciaba que tendrían tres hijos y que viajarían mucho a las montañas, pero que también irían a Aruba con una bolsa de panes que durarían todo el viaje pero que se acabarían el mismo día. Todo eso lo dijo el adivino.

Y ellos reían, porque todo fue cierto, porque también dijo que irían a Caracas a comprar zapatos y que sus hijas los dejarían olvidados en una piscina de los Andes.

Cuando peleábamos, cuando yo era niña rebelde y desafiaba, pero tocaba aniversario, olvidábamos eso y siempre encontraban flores en el baúl country al pie de la cama. Ese aparatoso mueble que sobrevivió a la mudanza, guarda sábanas de 37 años juntos.

Saquen las copas rojas del gabinete, las que los han acompañado desde su matrimonio, que aún son brillantes y hermosas, que han agarrado un aire místico con los años y celebren hoy.

Con amor desde la distancia
su hija
Ana Isabel

11 mar 2017

Culpable


Primero.



Se necesitan años para terminar el negocio
sobretodo si tu demonio no te ha dado su nombre.

Ya sé que la tarea era mía
puse las manos sobre los ovarios y les pedí perdón.
La culpa tiene sitios preferidos para alojarse
a veces en la garganta
a veces en el vientre.

Sinceramente estoy aquí advirtiendo que no te voy a necesitar mucho más.
que ya estuvo bueno.

Voy a poner la verdad sobre la mesa
me la voy a repartir en la mejor vajilla
Porque a los conejos timidos les gritan
y a los zorros les encanta verlos temblar.

Yo que no tengo más espacio para ti
te voy a envolver y te voy a prender candela
todo lo que no dije no puedo cambiarlo
todo lo que no pude pelear
toda la carga te la dejo


21 feb 2017

Mañana a las 5am

Bien. 

Hoy empecé a escribir y la tinta salió azul y a eso lo consideré un fracaso. Pues mi tinta es la negra.
Hoy intenté tomarme la pastilla a tiempo y tener mi mejor cara. 
¿Cuando no se sabe a donde va uno es cuando se debe tomar el teléfono y llamar por primera vez al psiquiatra? 

Voy a tirar las líneas a ver quien las agarra. 
Hoy no fue mi día y vaya que uno tiene el monstruo queriendo exhibirse de inmediato. 
Si uno se quedara callado más tiempo seguido. 
Si uno de verdad encontrara un stop y le parara bola a las señales. 

Claro que uno termina siempre intentándolo.
Uno lo que pide es entregarle todas sus horas a lo que considera es real. 
Uno debe mantener el norte a pesar de los "no" 

¿Pero se puede llorar hoy?
Qué vamos a conseguir más que hacer el ridículo. 

Mañana igual me voy a levantar a las 5am 
quizás a tomar café 
a estar conmigo misma en silencio
a leer ese libro de La Araña de una mujer que está más perdida que yo misma.
quizás tire el libro por la terraza y vuelva a lo mio, a dedicarle horas a intentarlo.

Y luego vuelvo a pensar que si Juan Gabriel lo logró 
entonces yo también podré hacerlo. 

Lanzar disculpas públicas es casi igual que hacer el ridiculo. 
Y bueno. 
Lo único que no puedo evitar es ser uno con todo y lo que es uno. 
Un día sanarse.

Mañana será otro día. 
Y preguntas
Dios, ¿Cual es tu plan? ¿Me puedes dar una pista?

26 ene 2017

Dibujar elefantes




Es posible que ya nadie recuerde
a los elefantes de la cuadra
Si acaso quedan unos pocos.

Se quedaron allí, dentro de las oscuras casas
Cuando afuera el sol inclemente encandila.
¿Recuerdan sus nombres?
¿Recuerdan que nos contaban que antes todo era diferente?

Voy a llegar dibujando elefantes
elefantes que paguen pasajes de aviones
elefantes que nos acerquen
elefantes que salven, me dije.
Elefantes que recuerden mi casa y mis árboles.
Pues dejé mi closet cerrado y la cama tendida.

El resto, todos los que no somos elefantes, estamos afuera.
Mientras ellos, viven en la ciudad que se acaba
a la que se le nota la ausencia.
Las casas dicen "Se vende"
una luz prendida y cuatro apagadas.

Renunciar a la protesta,
primero la diligencia, lo práctico y la supervivencia.
Basta, preferimos cantar.
Porque no hay tiempo.

¿Ustedes saben que alguna vez existieron ciudades y eran bellas?
en una pared escribieron:
“No aguanto más, no, no, no.”
"La Mud es hambre"

Los dignos elefantes se mueren dentro de sus casas oscuras
Algunos han tenido que ser remendados y abrazados.





Quizás esta versión de Mad world nos explique algo, lo que aún no sabemos, el porqué le hicimos esto a nuestro propio país. 
A nuestras personas.  






13 ene 2017

Denuncia
















En el viaje me arroparon. 
Me dieron un corazón para llevar en el cuello
café con leche y mucha conversa aguarapada.
Venezuela es así 
Venezuela levanta y quiebra el espíritu.
Le tengo miedo a la desidia más que a cualquier otra cosa.
Le tengo miedo a que un día estemos tan golpeados que se nos olvide cómo construir.
Me dijo mi tía, lo más valiente que está haciendo la gente es irse. 
La protesta se duerme.
Nos tocaron el timbre para pedir comida y agua, pero el tanque estaba en modo crítico. 
Las calles están solitarias y golpeadas.
El internet "bien gracias"
Este tiempo oscuro es invadido por tukilandia.
¿Una película de terror?
Encontraron a mi tía en el ancianato fría desde la noche pasada.
porque los ancianos mueren de hambre en sus cuartos.

Nos tocaron el timbre y piden comida. 
El 24 no me bañé pero bailé mucho.
Han cerrado tiendas, mis lugares favoritos, los que yo ayudé a construir en mi pueblito.
Acabaron con el cine y los bombillos de la calle.
La vida se rebusca. 
Fiesta a puerta cerrada de navidad.

Salimos ayer con miedo pero igual salimos hasta las 4:30 am 
y nos dimos el tupé de ir al kiosko y comernos las empanadas,
como antes, como un espacio de la memoria, con la fortuna de nuestro encuentro, los seis amigos.
Estuvimos allí pensando que todo era posible nuevamente, diciéndonos que esa alegría no la íbamos a encontrar en ninguna parte. En ninguna otra madrugada.

11 ene 2017

Me corté el cabello


















Dejé todo en casa
los acrílicos dentro de una bolsa
y hasta el óleo nuevo,
el aliño que mamá me compró.

Es normal, estaba en otra.

Dejé todo
hasta mi cabello
una cola de 40 cm de dos años de peso

Dejé dos murales, un álbum de fotos
y una torrecita de libros en Maiquetía

Llegué a recuperar la memoria
por la adaptación inmediata
a lo que antes era cotidiano.



9 ene 2017

Contar el viaje

Nota de mi cuaderno
20 de diciembre 2016

Me salieron dos granos más y me corté el cabello, luego me puse triste cuando vi la melena perdida. Quizás creyendo que se había ido algún elemento propio con ella. El cabello se puede ir a buscar causa. Laura dijo, córtalo, ya no te hace falta, vete como la primera vez, con el cabello sano.

No quiero llenar estas páginas con artificios. Ni hacer de este viaje una manipulación para justificar depresiones futuras. Esta es la realidad de la gente que ya renunció, o quizás ya lo saben, que la vida ya no se puede saber si de verdad la están viviendo.

Aun así pongo la cabeza sobre mi antigua almohada y duermo.