30 may 2017

Anotación de un sueño

Desperté a las 5:07 am con la alarma. Abracé a Charlie y me volví a quedar dormida. El sueño consecuente apareció.

Hora de ir a trabajar, el río de gente en Santiago se levantaba. Yo también iba a algún trabajo soñolienta, frío de mañana. En la acera, en medio de la espera, unos flaites (malandros) se miraron entre ellos, sacan una botella y un trapo, le prendieron fuego. Yo estaba muy cerca. Lo tiraron en un árbol, y el árbol seco rápidamente agarró candela. Yo estaba parada debajo del árbol. Le dije al flaite que me ayudara, me dijo no y lanzó una risita.

Una rama se desprendió. Busqué por donde salir. El flaite no quería que saliera. Lo logré. Logré salir, pero él venía detrás de mí. Corrí, corrí, pasé calles oscuras, aun no salía el sol y entré a un patio de una casa chilena abierta, y me encontré en un callejón sin salida. El flaite estaba sobre el muro viendome desde arriba. Volví a salir corriendo.

Entré en un nuevo callejón. Era el callejón de mi casa vieja, el callejón oscuro de Las Margaritas. Subí la reja lo más rápido que pude. Era tema conocido. 

El callejón estaba en Chile. Nos habíamos construido una casita dentro del él y Charlie se vestía para irse a trabajar. Le digo que debe correr que me persiguen. Subimos otra reja que nos dejó en un patio. Veo que los flaites no saben cómo cruzar. Todo está oscuro, no se veía un camino seguro para pisar entre tantos objetos y checheres.

El patio oscuro me era familiar por lo que no tuve miedo. Los flaites no pudieron pasar porque quizás si creen que en la oscuridad se encuentran los espantos.




Marzo 2017
¿Ese mes cuenta?

Ilustración: Propia