27 abr 2018

OBJETOS


La otra noche soñé que mis padres venderían la casa para migrar. 
Entonces me preocupé por las cosas. ¿Qué iba a pasar con las copas rojas de 38 años que tienen en la alacena? Me preocupé en serio, por las ollas Rena ware, por las soperas, por todos mis libros, los que dejé en casa.

Luego pensé en mis tías, me pregunté qué iba a pasar, si mi tía Miriam decidiera irse, con la colección de platos de cada país que ha visitado y que tiene puestos en la pared de la sala,  cosas que no se botan pero que tampoco se llevan a ninguna parte. 

El otro día en casa de amigos chilenos, hablando de la vida salió el tema de los objetos, un amigo habló de su colección de menús de restaurantes y sus hazañas para robarlos. Notable!
Guardo en casa diarios viejos, papeles, mis colecciones de borradores y botellas en miniatura, donde nos daban las vitaminas cuando eramos pequeños. Guardé todo eso, allí están mis registros para no tener que anotarlos, allí están las historias que nos formaron, metidas en los objetos. 

Para qué botar algo que parece inservible, decía Clarisse Lispector y mi abuela también. Pero con los vientos que soplan, de todo aquello también tendremos que despedirnos.