3 may 2015

Otra forma de Encuentro


Grafito por Ana Brett 


Nos metíamos a la cama mirando el techo tratando de ver forzosamente a través de la ventana. Muchas tardes debimos ir a dormir aunque no quisiéramos, muchas tardes éramos un grupo de niños que debían ver a través de la ventana si algo cambiaba, si algo pasaba en el patio. Tantas horas estando en el recuerdo, para encontrar el punto exacto donde todo empezó a cambiar, dónde empezamos a olvidar cómo éramos de niños. 

¿Si cuento lo que pasó cómo lo escribiría?

Hay quienes quieren escuchar historias, ¿no es parte de lo que somos?, las historias es otra imagen que se nos mete a la cabeza. Vi "Still Alice" hoy, ella dijo que las memorias  de su vida es todo lo que ella era. Recolectar recuerdos es parte de lo que somos, parte por lo que vivimos. Perderse en el vacío de una mente ausente, es una película de terror. 

¿Si escribimos nuestras historias no es parte para reencontrarse con eso que somos o fuimos alguna vez? En ese camino, cuando alguien más se tropiece con esas historias, es probable que se encuentre con esos seres que no le mostramos a nadie en público, pero que en la literatura muestran otro idioma, otra forma de encuentro, donde todo es aceptado, porque poco a poco nos metemos en la atmósfera que creamos y se vuelve valido lo que en la cotidianidad, juzgamos y no aprobamos.

Nuestras memorias escritas, se vuelven una voz, como un traductor que le pone palabras a nuestra desesperación cotidiana. Prefiero las historias a los libros de auto-ayuda. Sigo sin entender las recetas de 10 pasos para ser feliz, cuando aquello depende tanto de la voluntad. Las historias se van colando allí más sutiles, son voces que nos inspiran de alguna manera a ser más valientes, a buscar también nuestras propias maneras. Hay que leer bien entre líneas las biografías, develar los misterios de los que admiramos, pues a nadie le cayeron del cielo las oportunidades.