16 dic 2022

Carta de una niña (desconfiada) al Niño Jesús por Mireya Tabuas



Carta de una niña (desconfiada) al Niño Jesús


¿Estás listo, abuelo?
 
Entonces empiezo.
 
Probando…
 
Querido Niño Jesús:
 
Mi mamá me mandó a escribirte una carta, con buena letra y sin errores de ortografía, para pedirte lo que quiero que me regales esta Navidad.
Ella me dijo que sí o sí tengo que hacerla porque sino te puedes equivocar y traerme otra muñeca irrompible, como la del año pasado.
Y yo no quiero otra muñeca irrompible como esa. Jugué con ella a los esquiadores y se le fracturaron las dos piernas, tan debilucha esa muñeca.

Este año quiero un juego de química
Con tubos de ensayo y polvos de muchos colores.
 
Le pedí a mi abuelo que me ayude a escribirla, por lo de la ortografía. Él me dijo que mejor yo hable, así como hablo todos los días (dice que soy una lora sabelotodo), que él me graba y luego lo pasa al papel con su letra bonita. Así que por suerte solo tengo que hablar, como estoy haciendo, que es algo que hago mucho mejor que escribir. Después me da la hoja y solo tengo que firmarla así:
Sofía.
 
Entonces, comienzo, ahora sí, de nuevo:
 
Querido Niño Jesús:
 
Pero ya va, ya va, vamos por partes.
Antes de seguir necesito salir de unas dudas.
Porque yo no entiendo nada sobre ti.
Nada de nada.
Naaaaada.
Por eso aprovecho esta carta para preguntarte algunas cosas que nadie en esta casa me explica.

Voy:
¿Por qué todos dicen que tú eres el que traes los regalos en Navidad? ¿No acabas de nacer? ¿Cómo haces eso? Los bebés no se pueden mover de la cuna, ni pueden caminar, mucho menos sacar cuentas de cuántos niños buenos y cuántos malos hay para ver a quién darle regalo y a quién no. Los bebés solo hacen pupú y pipí y lloran sin parar en la noche y no dejan dormir a nadie. Así, como mi hermanito.
 
¿Entonces, cómo haces tú? ¿Eres mago? ¿Eres un bebé de mentira?
 
Lo otro que no entiendo es por qué tú eres el que das los regalos. Lo justo es que nosotros te los demos a ti. Acabas de nacer. A mi hermanito le dieron varias cosas cuando nació. Es como tu cumpleaños número cero.  Y en los cumpleaños todos los invitados le dan regalos al cumpleañero. Eso sí, al final de la fiesta el que cumple les da a los demás un cotillón, que es una bolsita con chucherías y jugueticos que mi mamá dice que son baratos. Pero tú no das un cotillón, tú le das a los niños un juguete de verdad-verdad, como los que mi mamá se queja del precio cuando pasamos por una juguetería.
 
¿Eres rico acaso?

¿O eres pobre? Porque hay algo que me enreda mucho: ¿de verdad tú pagas los regalos con tu propia plata o les pides ayuda a los papás? Es que hace unos días le oí a mi mamá decir que no le alcanzaban los reales para el Niño Jesús.  Y me preocupé. ¿Estás corto de dinero este año y mis papás te tienen que apoyar? Está difícil eso. Este país es caro. No me gusta cuando mis papás hablan de dinero porque a veces se poner a gritar, aunque luego se abrazan y se van al cuarto a hablar bajito con la luz apagada.
 
Otra cosa que no entiendo: ¿Y por qué a los niños venezolanos les traes tú los regalos y a los niños de otros países se los trae San Nicolás? ¿Se distribuyen la tarea? ¿Son socios?¿Tú le pagas a él un sueldo? ¿Pero cómo un bebé va a ser el jefe de un viejo con barba blanca?
 
También te pregunto, porque nadie explica esto, cuál es tu medio de transporte: Si San Nicolás usa trineo con renos, ¿a ti te ayudan la burra y el buey a llevar los regalos o ellos están solo en el pesebre para la foto con la Virgen y San José?
 
Y si tú le das regalos solamente a los niños que están en Venezuela ¿cómo haces para regalarle a los que vivimos lejos de nuestra casa y de nuestros primos, los que estamos en otro país y tenemos otra casa chirriquitica, otros amigos, otro parque, otras chucherías, otra escuela y no montamos arbolito?
 
Ah, y lo otro que no entiendo bien es qué hacen esos tres señores, los Reyes Magos, porque llegan un montón de días atrasados, ya en enero, cuando comienzan las clases.  Tampoco me parece bien que ellos te den como regalo oro y otras dos cosas raras que no sé qué son. ¿Por qué no te dan juguetes? ¿o pañales? (mi mamá dice que están muy caros).
 
Algo más, y con esto termino y no te molesto más porque debes estar ocupado leyendo un montón de cartas, aunque los bebés no saben leer. Mi abuelo tiene en su cuarto una imagen tuya de adulto, estás en una cruz y él te reza todas las noches y me enseñó que tú eres ese mismo Jesús, o sea que ya eres grande… Entonces ¿cómo eres Niño Jesús y también señor Jesús al mismo tiempo? Eso es muy raro, además tampoco entiendo cómo creces tan rápido. Eres un bebé en diciembre y llega abril y ya eres un adulto con barba y mi abuelo dice que te mueres y resucitas, pero luego vuelves a ser bebé en diciembre otra vez.
 
Entonces, dime, dime, ¿haces viajes en el tiempo?, ¿tienes extrapoderes megaespaciales intergalácticos?
 
Cuéntame ¿cómo haces todo eso que haces, cómo eres niño y grande a la vez, cómo mandas más que el viejo del traje rojo, cómo sales a dar regalos aunque no sabes ni gatear, cómo haces con los niños venezolanos que estamos tan lejos?, porque si todo eso es verdad, ya sé qué pedirte esta Navidad.
 
¿Estás grabando, abuelo?
 
Querido Niño Jesús:
 
Espero que estés muy bien junto a tus padres, el señor José y la señora Virgen. Te escribo para que sepas que cambié de puerta, de ventanas, de casa y de país, y que no tengo árbol porque tampoco tengo casi muebles aquí, así que no te equivoques de dirección, tampoco te equivoques trayéndome otra vez la muñeca irrompible que se rompe.
 
Este año quiero un regalo: que le pases a mi hermanito tus poderes a ver si deja de llorar, se levanta de la cuna y se pone a jugar conmigo que estoy muy aburrida. 
 
Ah, mejor te pido dos regalos, porque también quiero el juego de química para hacer pompas de jabón de todos los colores y que vuelen hasta llegar a mi casa en Venezuela.
Firma:
Sofía



NOTA BONITA

Este es un regalo de navidad escrito por Mireya Tabuas. Otra vez colaboramos en tiempos de celebración y es que antes yo era una muchacha que leía sus cuentos en el periódico en Venezuela y mi tío Edgar me pasaba los recortes de sus cuentos. 

Ojalá existan los espíritus para contarle a tío que ya dibujé varias veces para ella.  


¡Feliz navidad Pájaros queridos!


14 dic 2022

La cara roja y mi exvoto.



Si. La cara roja comenzó cuando me supe migrante, al cuerpo le toma también su tiempo adaptarse a los nuevos lugares. Quizás lo destapó verse por primera vez en la despedida del hogar y la incertidumbre de un 2016 donde las lágrimas se tuvieron que guardar para después.

Padecer de algo crónico y que no sepas el diagnóstico es una tarea diaria que abruma. La cara roja me decía mentiras sobre todos los esfuerzos hechos en 5 años que no llegan a nada. Es decir, me decía que cada moneda echada terminaba en fracaso y eso también lo trasladaba a los proyectos personales.

Creo que la palabra entonces que me acompañó este año fue *insistir*. Y claro, pedirle a Santa Rita. Oye no me digas que yo no puedo, ayúdame.

Resulta que sí, en 5 años de buscar soluciones y no encontrarlas, eso que parecía acné me jugaba muy mal mentalmente. Me mantenía aislada, los días fuertes me hacían llorar, me sentía quebrada, adolorida, justificaba todo aquello como una consecuencia de mis fracasos como persona migrante que no daba pie con bola. Sin embargo, hacer lo que amo, e insistir en eso que te da paz era algo que me hacía salir de la cueva. 

El día que obtuve un diagnóstico estaba en un momento desesperado, me dolía toda la cara. Nunca había dejado de tener dolor constante en esos 5 años. Fue una casualidad encontrar a un doctor, mi amiga Marianne me acompañó cuidando a Bastián y a tomar un café que me devolviera a la calma. 

El doctor milagro, me ve con su lupa y en 5 min me dice que aquello crónico era una inflación de los vasos sanguíneos, Rosácea fulminans.

Santa Rita y yo estábamos preparadas para sanar. Y sanar también implica cambiar un montón de cosas en la vida. Cinco días después del tratamiento el 90% de los bultos que me causaban dolor se fueron.

Una de las cosas en mi lista de este año era lograr un remedio para algo que te afecta tanto que te mantiene agotada.

Al cuerpo le toma tiempo ajustarse al agua nueva, al viento nuevo, al invierno. Aunque migrar me agarró todas las partes del ser para removerlas, uno insiste todos los días en aprender a acomodarse y tener una piel más gruesa.

Este es mi #exvoto para Santa Rita.
Agradezco saber ahora como cuidarme cuando el clima venga con tormenta.