19 nov 2015

Monstruos






























Otra vez es de noche. Allí es donde comienza la historia. Esta otra vez proclamando que la cuente. Cada vez que suena la reja y volteo a verla. Cada vez que me despierto exaltada, está ahí en el sueño y respiro, me calmo. No puedo dejarla salir desesperada. Algo la detiene.

Es otra vez de noche, tengo que decirles que ahí empieza todo. Dormimos en muchas camas, en una habitación infinita. Allí estamos todos, viendo a través de la reja, cuando ella regresa para asustarnos.
De esta historia muchas veces he querido olvidarme ¿Qué caso tienen? ¿Para qué removerla?

Allí están los monstruos danzantes, alrededor mirando. Son todos los monstruos que nos inventamos muchas madrugadas. Ellos reclaman. Otra vez quieren salir. Es más fuerte el instinto. No se detiene.
Parece que aquella casa, aquella que cerrará las puertas, quiere ser escuchada  y se agrieta. Se agrieta el piso, aunque lo remendaron con pedazos de cerámica.

En la casa ya no sonaran las rejas. Un día el sol de afuera le pegará muy fuerte. Un día todo lo que está afuera intentará asaltarla.

Mira como se desconchan las paredes.

Mira se han robado todo.

Las copas de cristal ya no están en la vitrina. ¿Se dieron cuenta?

Están allí otra vez dormimos en la habitación infinita. Todo duerme, menos nosotros, menos ellos. Están pensando otra vez en salir en plena noche. Están pensando volver a enfrentarse a los gatos, a la madrugada, a los monstruos. Ellos esperan afuera.

Es que sí, un día lo hicimos. Fuimos tras ellos. No entendíamos la casa, ni las maneras como están dispuestos los muebles. No sabemos mucho. No nos dejan salir a la calle. La calle da miedo.

Sabemos de algunas pandillas, de los hijos de los vecinos. Los que tiran piedras a las ventanas de las casas, son una pandilla, una banda. Pero que importa, no entraran aquí, no los dejaremos.

Ya estamos asentados. Nos sabemos mover por los callejones, esta casa es muy larga, larguísima, es infinita. La idea de escondernos, de abrir las millones de puertas, la idea nos asalta. Es intensa. La idea de mirar adentro es suficiente, hay mucho trabajo aún como para ir a mirar afuera.

Afuera están los gatos que van y vienen. El monstruo de la mata de mango. La llave del grifo del baño la abrió él. Solo sentíamos que algo rechinaba. La luz del baño se encendió de repente. Lo vemos desde nuestras camas.

Esta noche tampoco dormiremos.

¿A dónde van todos?
¿Dónde están?
¿Por qué caminan hacia allá?


Dejémoslos, vámonos.