Extractos de textos escritos en cuaderno de viaje.
Viaje por 24 horas.
30 de Octubre
En la estación del Omnibus de
Retiro, 5:00pm puntual. Nos vamos a Chile en un bus desde Buenos Aires. Entonces se hacen las 18:30 21°C. No tengo
frío, el bus es amable, cómodo, mejor de lo que esperaba. Creí sería un
bus-tortura, ponen música abajo no muy alta, pero al fin música de pachanga latina.
Entre tanto agite olvidamos comprar siquiera una galleta, serán largas horas y
morimos de hambre, no dio tiempo para almorzar y comimos poco en el desayuno.
El bus para a recoger más gente
en varias terminales, suben y bajan personas de todo tipo. Entonces saco mi
libro de Cortázar y comienzo a leer “La isla al mediodía”, gracias a Dios este
cuento si lo entiendo, subrayo esa parte que dice (y que el cuento relata de
manera drástica, entre parajes, describiendo lugares que quiero una vez ver,
sobre unas playas tan azules que no sé si Cortázar visitó o no).
“Estaba allí donde tantas veces
había dudado que pudiera llegar alguna vez”
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Cerca de la ciudad de Mendoza |
Veía asombrada como alrededor hay
tanto movimiento, había visto extranjeros mochileros de lejos, aquí parece que
todos hacen el viaje aventurero del sur, unos conversan con otros de sus
momentos, de qué los llevó a ese bus en particular. Unos movidos por la
experiencia, otros como nosotros que caímos por casualidad. Unos venían de
Brasil, otros de Perú, Argentina, otros regresando a Chile después de unas
largas vacaciones. Parejas mayores, y chamos viajando solos.
Hay un muchacho despeinado
descalzo fumando en la parada lleva unos lentes de Harry Potter pero se parece
más bien a Gandhi. En las primeras horas del viaje un señor que viajaba en el
puesto de atrás se coloca los audífonos y tararea su música, cantando alegre y
desafinado por supuesto, pues son de esas veces que nos ponemos audífonos y nos
encontramos bailando y cantando, mientras todos los demás están en silencio.
El Gandhi Francés se levanta del
asiento y le pregunta, ¿a usted le gusta su música? El señor desconcertado se
quita los audífonos y lo invita a escuchar. Pero este lo detiene en seco y le
dice No!!, a mí también me gusta mi música, no estoy interesado en escuchar la
suya, no quiero escucharlo!!. Todo lo dijo en un español bien formulado, por lo
que me pregunto, ¿El francés Gandhi no pudo ser más amable? ¿Pues es
Latinoamérica, no vino a conocerla?.
A la final paramos en otra
terminal y se monta una muchacha flaca y rubia y se sienta al lado del cantante
sordo, y comienzan a hablar durante todo el camino que fue bastante largo,
salvo para las horas de sueño. Así que el francés ya no escuchó más música
desafinada, pero se tuvo que calar la conversa parlanchina de aquellos dos.
Pensaba que en cualquier momento
se levantaría y diría, ¿A usted le gusta su conversa? A mí también me gusta la mía,
no me interesa escuchar la suya.
Pues el bus es toda una
experiencia, con bar integrado sirven la cena de arroz blanco y carne, algunos
dulces extraños, un majar, y unas galletas, y cuanta coca cola para volver a la
vida. Cierran el baño porque llegamos a una parada y el señor de Estambul que
no habla nada de español no entiende nada, Carlos lo ayuda explicándole en
inglés, entonces se quedó conversando largo rato con nosotros, diciendo que un
día podríamos ir a Estambul, porque es un país libre y bello. Entonces este
señor dice que tiene 21 días viajando por argentina y fue a ver Las Cataratas
del Iguazú, entre otros lugares, lleva solo una mochila del tamaño de un Jansport. Y me pregunto, ¿allí podrá llevar de todo para un mes? Este señor pasó a
ser más interesante que el francés descalzo.
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Hello Cordillera |
Pasamos migración y en Chile ya
dándote la bienvenida la cordillera y picos nevados y la brisa fría, no traemos
ropa apropiada porque dijeron que habría calor, nos pasamos una semana de frío
en Santiago, todo el paisaje de viñeros y una carretera eternamente larga y
recta. Entonces chile te sorprende cuando empieza a bajar el bus por la
carretera en forma de S, como las pistas de hot wheels. No me la quiero
imaginar de noche o en invierno, con barrancos de lado y lado, me da la primera
impresión de un desierto frío.
Aun no nos bajamos del bus y nos
da el reloj las 16:03 21°c otra vez, cumpliremos 24 horas dentro del bus.
Sentimos que llegamos por la puerta de atrás. Empieza a hacer calor y llegamos
a una terminal, muy vieja y también ruidosa. Queremos salir corriendo y buscar
cualquier taxi. Nos despedimos de todos con los que alcanzamos a conversar, y
conocer, nos decimos feliz viaje y feliz recorrido por el país flaco.