Anitta Brett es
el mar. Pero Anitta Brett es también la nostalgia. Hay en su trabajo plástico mucho de la
lejanía, la familia, la migración, la memoria, la infancia, temas que sin duda
la marcan, como a tantos venezolanos dispersos por el mundo. Pero no son sus
ilustraciones un espacio para el desánimo ni para la desazón, por el contrario,
hay en los dibujos de Anitta optimismo, ilusión y fe. Creo que, así como la
artista rescata maderas para hacer sus obras con ellas, también rescata territorios,
momentos, sensaciones, emociones que le otorgan fortaleza y resiliencia.
En su colección
de 2020 “Objetos Fantásticos” está como siempre el mar como referente,
está esa luz caribeña tan clara en su escogencia de la paleta, pero a la vez el
centro de su obra son esos espacios de encierro que son también entradas a un
mundo paralelo. Hay en este catálogo énfasis en dibujos de escaparates,
puertas, gavetas, espacios de la intimidad, lugares que guardan secretos. Pero
a la vez esos muebles dibujados, no sé si será por los colores, no se sitúan
en un apartamento en una metrópolis donde quizás hemos tenido que permanecer
por meses durante la pandemia de Covid-19, sino que nos hacen sentir que
estamos en una vieja casita a la orilla de la playa, que pisamos arena, que nos
adentramos al mar caliente, que somos libres.
Siento que sus
piezas tienen claves de su propia vida, pero a la vez quienes las vemos podemos
reencontrarnos a través de ellas con nuestro propio pasado. Con nuestro país.
Con nuestra infancia.
Además de los
objetos referidos, hay en sus piezas personajes que se repiten. Están los
pájaros, siempre asociados con la libertad y la migración; están los niños, que
muchas veces están de espaldas o sostienen objetos como un barco de papel o un view-master,
que dan la sensación de estar viajando sin moverse de casa. Hay también
personajes que son símbolos probablemente de instantes vividos por ella: gentes
de narices largas y puntiagudas, gentes disfrazadas con orejas de conejo, todos
ellos recrean un imaginario propio que es un despliegue de metáforas.
Asimismo, arquitecta
de profesión, Anitta en la actualidad ha hecho de la intervención de maderas
sobrantes el centro de su obra. Así la madera, con su forma original, sirve como
un soporte que no solo da textura a sus piezas, sino que también refuerza los
conceptos propuestos por ella. Son, de algún modo, la integración entre
naturaleza y arte.
La artista,
además, suele intervenir sus piezas con palabras, en su necesidad de dejar
claros algunos mensajes. Las frases así se convierten en parte integral de las
ilustraciones.
Finalmente, el
mundo de Anitta Brett, con su mezcla de autobiografía y fantasía, es un planeta
lleno de historias que las imágenes narran; un universo que siempre deja con
ganas de adentrarse en él, de abrir cada gaveta pintada para hallar dentro de
ella quién sabe qué, quizás incluso el mar.
Mireya Tabuas
Dic.2020