Perdóname Mamá por hablar de
manera tormentosa estos días. Perdóname por no dejarle las angustias a los
diarios, en la iglesia o a una clase de meditación.
Hablar angustiosamente nos expone
a la idea de que en tiempos difíciles serás uno más del montón que pierde el
control.
No te escucho a ti Mamá quejarte de nada, si tú te quebraras no nos
quedaría más remedio a todos los demás que seguirte.
Pues las palabras calan, son poderosas, alivian o agotan. Las malas
palabras pueden dejarte toda una noche desvelado, pero una bendición, un té
antes de dormir, de los que hace Mamá, un saludo de buenas noches, eso sí te hace
dormir placenteramente.
No hay nada más reconfortante que el té de mama; el olor a infusión fresca, cálida y profunda...es un salto directo al sueño profundo y reparador.
ResponderEliminarClaro Anita! Es bastante reconfortante lo que ellas hacen.
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